jueves, 27 de noviembre de 2014

Los “Virus” Laborales y el “Formateo” Institucional.

 
Desiderátum Apureño.
 
Oscar Adolfo Alvarado.
 
     Los actuales avances científico-técnicos han conducido a la sociedad mundial hacia la globalización del intercambio comunicacional, del conocimiento y del sistema financiero, entre otros aspectos. Tal situación exige cada día mayores niveles de desarrollo y cualificación de la sociedad, en particular de los trabajadores, porque indudablemente como consecuencia de la utilización de la cibernética y la robótica en los procesos industriales, también se va disminuyendo, cada vez más, la necesidad de fuerza de trabajo físico e intelectual y por tanto, cada día son menos los obreros y empleados en las grandes factorías, los cuales son sustituidos por complejos robots multifuncionales y similares sistemas de informática en los países que más han avanzado en su perfeccionamiento tecnológico.  
 
     Ahora bien, en la mayoría de los casos los grandes avances industriales de algunas naciones han costado a lo largo de la historia mucho sacrificio para los sectores desposeídos del propio país, como de otros pueblos a quienes se les explota su materia prima tanto como a su población. En muchas oportunidades los países con mayor fortaleza militar se apropiaron de otros mediante el sometimiento criminal y la larga ocupación colonial, dejando años más tarde la miseria y la desolación, así fue nuestro continente latinoamericano y también el africano; sin embargo, a estas alturas de la historia parece que en ambos territorios no hemos aprendido la lección, pues nuestras materias primas siguen alimentando mayormente al desarrollo y bienestar social en otras latitudes, mientras nosotros no estamos aprovechando óptimamente lo que la madre naturaleza nos otorga en cantidad y, lo que es peor, creemos que esa abundancia durará para siempre.   
 
     Esa realidad histórica, llamada “cansancio histórico” por un comediante de la TV, parece mantenernos en el letargo y nos incapacita para despertar sobre las necesidades que apremian; es entonces cuando no logramos entender la muy común conducta que parece traducirse en “Virus Laborales” caracterizados por gente que desempeña cargos pero no quiere trabajar o en todo caso utiliza la menor energía posible durante Quince días y al término de ese lapso cobrar completo; además de tratar de obtener un bono extra mediante cualquier relación de adulación con un jefe inmediato superior. Aparte de eso los “virus laborales” también se identifican cuando observamos que por intereses ajenos al trabajo se le otorgan responsabilidades a funcionarios sin la debida capacidad para asumirlas; en la mayoría de estos casos los demás trabajadores o empleados aplican la operación Morrocoy, el saboteo deliberado y el argumento del “reposo médico” para casi paralizar los procesos y llevar la productividad, eficiencia y eficacia a niveles del subterráneo.
 
     Otro elemento que es la costumbre condicionante de cada nuevo gerente o funcionario de libre nombramiento y remoción, es el “formateo institucional”, el cual no es otra cosa que al llegar el susodicho cree que su designación es “in perpetuam”, por tanto hace como cuando las computadoras fallan a causa de los virus, se da comienzo a un formateo del disco duro, en este caso caracterizado por remover, sin hacer una evaluación de desempeño, a todo aquel funcionario de alta, mediana o baja jerarquía sin importar la experiencia que ellos pueden aportar para una buena gestión.  
 
     Los nuevos gerentes, directores o jefes, que es el apelativo con que más les gusta ser llamados, si no son muy diestros para dirigir o desafortunadamente son de ese tipo de profesionales de “carnicería”, es decir, graduados a fuerza de “chuletas”; cuando llegan al cargo lo hacen al estilo de los marinos norteamericanos: aplicando el “método” de tierra arrasada y con ellos arriban sus panas, quienes generalmente son un poco más ignorantes que ellos, con los mismos vicios y malas costumbres. Pobre de una institución si el nuevo gerente nombrado viene corrido desde otro cargo de libre nombramiento anterior, pues en este caso sucede lo de las tribus nómadas, anclan con el cambote entero.
 
     Así pues que en nuestra administración pública ya no vale ese cuento de estar echándole las culpas a los gobernantes del pasado, ahora es imperativo asumir la tarea de ser más conscientes en la crítica y más duros en las decisiones, porque ningún organismo puede optimizar su prestación de servicios si a cada rato lo “formatean” y en cada momento los “virus laborales” lo contaminan o invaden. El momento histórico actual exige darnos un carajazo en nuestra propia cara para despertarnos de ese letargo idiota de creernos dueños de las verdades y ver en todos los demás un enemigo potencial. El país y nuestra sociedad será mejor en la medida que asumamos el compromiso de hacerlo aportando todos y cada uno de nosotros mismos en este presente de cara al futuro.
(Santa Rosa, Biruaca, 30/10/2014)  desideratum_apure@yahoo.com    

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