Oscar Adolfo Alvarado.
Sin duda que buscar por horas un producto
y no encontrarlo en el mercado causa mucho malestar, sobre todo si lo
requerimos para resolver una necesidad urgente y no existe otro con el cual
podamos sustituirlo; así mismo genera iracundia tener que esperar durante horas
y quizá días para poder adquirir lo que ameritamos comprar. Tratar de
justificar lo contrario es tan tonto como golpearse contra una pared y culparla
a ella por atravesársele frente a usted. Por otra parte, también origina indignación
que los productos demandados se consiguen en los lugares más insospechados pero
con sus precios multiplicados hasta por 10 veces, incluso los productos están
ofertados en las llamadas redes sociales y a estos revendedores ninguna
autoridad los afronta y ellos ni un solo Céntimo de impuestos cancelan al fisco
municipal o nacional.
En todos estos casos de escases y
especulación el problema se agrava si en la mayoría del colectivo social se
permite, impunemente, que los pillos actúen con total libertad e incluso con alcahuetería
de funcionarios públicos; pues también es muy cierto que se da el caso de algunos
policías, guardias nacionales y empleados de organismos, quienes en sus casas
comercian clandestinamente desde un alfiler hasta un automóvil; y, aunque sus
vecinos lo saben, ninguno se atreve a denunciarlos por las consecuencias que
ello pudiera originar. Sin embargo, pareciera que el ingenio se vuelve obtuso y
muy pocos lo utilizan para tratar de parar el problema en el barrio o
urbanismo, de esta forma nos convertimos en cómplices silentes de los sinvergüenzas
y lo más grave: hasta en sus clientes… ¡Las
“ovejas” buscando su propio matadero! pero nos auto justificamos expresando
cualquier falsa tontería.
Mientras todas estas cosas suceden en la
cuadra o manzana que habitamos, los manipuladores y fundamentalistas, de uno y
otro lado, se tranzan en discusiones estériles para tratar de justificar sus
propias limitaciones mentales y sobre todo la incapacidad de asumir que
cualquier problema tiene su solución si sumamos voluntades, despertamos de la
abulia o indiferencia y nos empeñamos en ser mejores ciudadanos. Aquí por
cierto no se trata de ser patriotas o realistas, capitalistas o socialistas, maduristas
o caprilistas, esas categorías existirán siempre con las denominaciones que el
momento histórico o la moda electoral impongan.
La historia de la humanidad ha estado
signada por infinidades de problemas para resolver, desde que el itinerante hombre
primitivo pasó a la ciudadanía cavernícola por encontrar en la cueva una moderna
forma de protegerse ante las inclemencias climatológicas, hasta el
establecimiento de estaciones siderales de investigación aeroespacial; está demostrado
que el uso de la inteligencia permite al homínido bípedo comunicar sus pensamientos y materializarlos
para resolver asuntos, innovando cada vez con mayor pertinencia en medio de la
paz, la tolerancia y la cordura. En contrario han sido siempre los imperios quienes por su fortaleza militar,
han apelado a la violencia, el crimen y el sometimiento para obtener
gratuitamente los productos o materias primas que satisfagan su voracidad
consumista.
En la actualidad la región subcontinental
que mayores recursos naturales contiene es la América Latina y por ello es que
los países de esta parte del mundo confrontan el asedio de los Estados Unidos y
Europa, el conjunto de países más desarrollados que están empeñados en apropiarse
de tan inmensas riquezas. En esa intención y debido a la cada vez mayor
carencia de recursos en sus propios territorios, frente al apetito consumista
de sus habitantes, la alianza económica – militar se propone someter a los
gobiernos latinos, comenzando por manipular la conciencia y alimentar los
fundamentalismos de nuestra sociedad. En consecuencia es necesario detenernos un
buen rato y reflexionar como fue el logro de nuestra independencia frente al
imperio español y como han venido evolucionando los subsiguientes períodos de
la historia.
Transarnos en confrontaciones violentas entre
nosotros no es la vía para solucionar los problemas que genera la estrategia de
quienes aspiran dominar nuestros pueblos otra vez. Diferencias domésticas existirán
siempre porque “cada cabeza es un mundo”;
entonces apelemos al Libertador y escuchemos otra vez su eterna voz que nos
advierte: “De nada sirve evaluar la historia si no aprendemos
de ella; la historia no es el pasado depositado en viejas bibliotecas, el
pasado es una ventana hacia el futuro que nos permite enfrentar realidades
actuales y por venir, que se repiten una y otra vez”.
(Santa Rosa,
Biruaca, 19/02/2015) desiderátum_apure@yahoo.com
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