martes, 28 de julio de 2015

DISCURSO EN EL 232 ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE SIMÓN BOLÍVAR - PLAZA BOLÍVAR DE SAN FERNANDO DE APURE

DISCURSO PRONUNCIADO EN LA PLAZA BOLÍVAR DE SAN FERNANDO DE APURE, EN OCASIÓN DEL ACTO CÍVICO – MILITAR DURANTE LA CELEBRACIÓN DEL CCXXXII ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE SIMÓN BOLÍVAR, “EL LIBERTADOR”; Y, DEL CXCII ANIVERSARIO DE LA BATALLA NAVAL DEL LAGO DE MARACAIBO - DÍA DE LA ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA. MAÑANA DEL MARTES 24 DE JULIO DE 2015.
                                                            
“La vigencia de las ideas fundamentales del pensamiento Bolivariano se hace cada día más evidente para las fuerzas revolucionarias del continente americano”
Jerónimo Carrera.
Bolívar Visto por Marxistas.
 (1987), p. 234
     Con la anterior frase de mi estimado y extinto Camarada Jerónimo Carrera, he dado inicio a este Discurso de Orden, que me ha sido solicitado por los integrantes de la VI Brigada de Infantería de Marina Fluvial Almirante “Manuel Ezequiel Bruzual”, acantonada en San Fernando de Apure. Es para mí, hijo del Apure infinito, un honor y una satisfacción poder disertar en tan memorable efeméride patria, sobre Dos eventos históricos trascendentales y su proyección en el presente con la mirada fijada hacia el horizonte del porvenir, porvenir que nos corresponde ir construyendo a través de nuestras ideas y acciones.
    Celebramos en América Latina el Natalicio de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, nacido un día como hoy 24, en el año 1783, fue el Cuarto y último hijo vivo de Don Juan Vicente Bolívar y Ponte, natural de La Victoria y de Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, natural de Caracas. Ambos Padres de estirpe ibérica.  El párvulo de los Bolívar y Palacios fue bautizado a los Seis días de nacido. Para entonces su padre contaba con 57 años y su madre con 25.
     A Simón Bolívar la vida lo sometió a las más duras pruebas desde su muy tierna infancia, se enfrentó a las dificultades y los sufrimientos en la etapa que la Psicología denomina  de los aprendizajes significativos. Para el 19 de Enero de 1786 fallece su Padre, el pequeño tenía Dos años y medio. Queda al cuidado de su amorosa madre, rodeado además del cariño y de las atenciones de hermanos, abuelos, tíos, padrinos, así como del especial aprecio y cuidado de la que fue su niñera y una de las que lo amamantó: la Negra Hipólita, de la cual siempre estuvo muy pendiente, al punto que, según refiere Augusto Mijares:
“En carta enviada a su hermana María Antonia, fechada el 10 de julio de 1825, Bolívar le dice ‘te mando una carta de mi madre Hipólita, para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella.” (El Libertador. 1987. P. 17).
     Como puede notarse, el recuerdo y agradecimiento amoroso siempre lo acompañaba en la adultez. Pero en su infancia el destino le tenía otra celada: el 6 de Julio de 1792 fallece su madre, el impúber estaba próximo a cumplir los Nueve años. Podemos imaginarnos las consecuencias que ello genera, no tener al lado ninguno de los Dos seres que representan la principal fuente del afecto, el cuidado, la guía y el ejemplo o modelo para formar la propia conducta cuando todavía se es un pequeño. Queda al cuidado de su abuelo Feliciano Palacios y Sojo, quien fallece en Diciembre del siguiente año 1793. Esas etapas posteriores de la pubertad y la adolescencia no dejaron de ser menos difíciles, pues el mozalbete un tanto rebelde se enfrenta a la custodia de un tutor, su tío Esteban, pero al estar éste en España, se encarga el hermano, Don Carlos Palacios y Blanco, un solterón, que además se mantenía ocupado atendiendo sus negocios rurales fuera de Caracas, lo cual implicaba que el joven Adolescente quedaba mucho tiempo a solas con la servidumbre. Tal vez esta situación y lo tosco de su Tutor interino, produjo el impulso que lo hizo fugarse hacia la casa de su hermana María Antonia el 23 de Julio de 1795, con lo cual se originó más luego un litigio por la guarda y custodia entre la Hermana mayor y su Tutor legal, siéndole otorgada a este último por mandato legal, aún cuando el propio Simón Bolívar deseaba quedarse con su hermana.
     Lo cierto es que su solterón y huraño tío como no podía atender al jovencito conviene con las autoridades en internarlo en casa de Simón Rodríguez, donde lo llevan casi arrastrado, por cierto, Rodríguez habitaba con un numeroso grupo de personas en condiciones de hacinamiento y muchas carencias materiales, algo muy diferente a la enorme y solariega casa natal de los Bolívar, además de la riqueza que por herencia poseía. De esa casa (De los Cayetano-Rodríguez), escapa Bolívar a los nueve días, aunque por pocas horas, pues es convencido de retornar. Más tarde se le trata de imponer el internado en el Colegio Seminario de Caracas, pero el propio muchacho decide voluntariamente retornar con su tutor. Casi Tres meses duró el conflicto, a lo cual mijares expresa:
“…es indudable que, aparte de la presión material, aquella insensata querella entre sus parientes más próximos pudo quebrantar la voluntad del niño. Pero el hecho que no volvieran a manifestarse en él desajustes en la conducta, nos induce a pensar que aquí comenzó sobre el futuro Libertador la benéfica influencia de Don Simón Rodríguez” (El Libertador. 1987. P. 29). 
     Es importante recordar que durante ese etapa que va desde los Doce años de edad, 1795 hasta 1799, cuando Bolívar está por los 16 años y es enviado a estudiar a España; fue un período donde se gestan y manifiestan los movimientos pre independentistas, en Mayo de 1795 José Leonardo Chirinos y 1797 Gual y España, donde participa Simón Rodríguez, quien para entonces ya era uno de los intelectuales con pensamiento revolucionario. En España Bolívar dura Tres años estudiando la carrera militar, se casa con María Teresa  Rodríguez del Toro, el 26 de Mayo de 1802, retorna a Caracas con 19 años de edad, lleno de entusiasmo y con el ímpetu del casto amor de su bella esposa. Pero una vez más la desgraciada muerte se aparece enfrente de su camino existencial, cuando el 22 de Enero de 1803 le arrebata su esposa. Al respecto dice Rufino Blanco Fombona:
“Cae en la más negra melancolía. Por primera vez el dolor le clava su flecha en carne viva. Cuando el fallecimiento de la madre, cuando el fallecimiento del padre, era aún un chiquillo de sensibilidad embotada. Ahora asistimos al despertar de una sensibilidad que nada hasta entonces hacía suponer tan aguda.”(Mocedades de Bolívar.ANH. Caracas, 1988. P, 133)   
     En tales circunstancias, Bolívar retorna a España y luego se va a Paris, todavía no había cumplido los 20 años, viudo y con el vivo recuerdo de su amor por Teresa. Se encuentra con Fanny Du Villar, pariente suya por el linaje materno de los Aristeguieta, ella muy bella, sensual y coqueta, de 28 años, quien casada con un Coronel de 54 años, busca en la sociedad la satisfacción del placer o la dicha que no encontraba en su matrimonio. Podemos imaginarnos el volcán que se desató entre ambos y entenderemos luego aquella última carta de amor, fechada el 6 de Diciembre de 1830, donde Bolívar le dice:
   “Querida prima:
¿Te extraña que piense en ti al borde del sepulcro?
(…) tú estás conmigo, porque todos me abandonan; tú estás conmigo en los postreros latidos de la vida, en las últimas fulguraciones de la conciencia.
¡Adiós Fanny! Esta carta, llena de signos vacilantes, la escribe la mano que estrechó las tuyas en las horas del amor, de la esperanza, de la fe.
Esta es la letra que iluminó el relámpago de los cañones de Boyacá y Carabobo; esta es la letra escrita del decreto de Trujillo y del mensaje del Congreso de Angostura.
¿No la reconoces, verdad? Yo tampoco la reconocería si la muerte no me señalara con su dedo despiadado la realidad de este supremo instante.
Si yo hubiera muerto en un campo de batalla frente al enemigo, te dejaría mi gloria, la gloria que entreví a tu lado en los campos de un sol de primavera.
En las noches galantes del Magdalena vi desfilar mil veces la góndola de Byron por las calles de Venecia, en ella iban grandes bellezas y grandes hermosuras, pero no ibas tú; porque tú flotabas en mi alma mostrada por las níveas castidades.
A la hora de los grandes desengaños, a la hora de las últimas congojas apareces ante mis ojos de moribundo con los hechizos de la juventud y de la fortuna; me miras y en tus pupilas arde el fuego de los volcanes; me hablas y en tu voz escucho las dianas de Junín.
Adiós, Fanny, todo ha terminado. Juventud, ilusiones, risas y alegrías se hunden en la nada, sólo quedas tú como ilusión serafina señoreando el infinito, dominando la eternidad. (…)”
     Estimados Compatriotas, algunos historiadores afirman que tal carta es apócrifa, otros la tienen por cierta, pues el estilo epistolar es exactamente el que Bolívar utilizaba. Puede ser cierto lo uno o lo otro, pero sin lugar a dudas Fanny Du Villars fue su amante y el que Bolívar se expresase en la forma que lo hacía, tampoco nos hace dudar que cualquier mujer de aquel tiempo o de ahora, frente a un galán con tales palabras de elogios y exaltaciones dirigida a ella, cuando menos sentiría que la vestimenta se le iría repentinamente al suelo.
     Así pues que hasta ahora hice un sucinto relato de los primeros años y avatares de Simón Bolívar hasta sus 20 años. Voy ahora a hacer lo propio, más resumidamente sobre lo que fue su formación intelectual de esa edad en adelante.     
     Si bien a la inmensa mayoría de nosotros evocamos al Prócer guerrero, al Comandante y estratega militar que dirigió y logró las más importantes victorias en la guerra de liberación e independencia de nuestras Naciones Bolivarianas, debemos tener la suficiente conciencia que su pensamiento se forjó mediante una muy profunda formación intelectual. Al respecto Manuel Pérez Vila, nos dice:
     “La acción de Bolívar, encaminada en primer término a conquistar y asegurar la independencia de la América del Sur, y en segundo lugar a la organización de las nuevas naciones, reposaba sobre el conjunto de ideas, fruto de acendrada meditación, que le daban continuidad y sentido a su tarea libertadora y le imprimían a sus actos un sello inconfundible.”(La Formación Intelectual del Libertador. P. 13) 
     Este aspecto, la dedicación profunda en la búsqueda permanente del conocimiento por parte de Simón Bolívar, es realmente uno de los mayores elementos que le dieron los atributos de conductor y gran líder para confrontar y resolver las más complejas situaciones, tanto como para emprender en la praxis la materialización del Juramento realizado en el Monte Sacro en compañía de su más querido maestro y amigo, aquel 15 de Agosto de 1805.
     El recorrido por Europa entre los 20 y 23 años, guiado e instruido por la dedicación especial que le tributó su Maestro, por segunda vez en su vida, fue quizá el período de la forja y del temple del acero de su personalidad. Allí pudo profundizar en la lectura de los más significativos filósofos, así mismo bebió del manantial del verbo de su Maestro, con la misma sed del caminante del desierto, quien luego de una larga jornada llega al Oasis. Ninguno puede poner en tela de juicio, ni un solo instante, lo que un buen Maestro imprime con filigrana en nuestro pensamiento para toda la vida. El profundo afecto e identidad entre el Alumno y el Maestro, no sólo se denota cuando ambos comparten un espacio de enseñanzas y aprendizajes, se conserva para siempre y solo se borra con el término de la existencia. Habíase despedido el alumno de su Maestro en Europa en 1806, pero enterémonos sobre lo que Bolívar escribe el 8 Diciembre de 1823 al General Santander, al conocer que Simón Rodríguez había regresado a la América y estaba en Bogotá: Dice lo siguiente:
“He sabido que ha llegado de Paris un amigo mío, Don Simón Rodríguez; si es verdad, haga usted por él cuanto merece un sabio y un amigo mío que adoro. Es un filósofo consumado y un patriota sin igual, es el Sócrates de Caracas, aunque en pleito con su mujer, como el otro con Jantipa, para que no le falte nada socrático. Dígale usted que me escriba mucho; y dele usted de mi parte librándolo contra mi apoderado de Caracas. Si puede que me venga a ver.”
(Álvarez T. Mercedes M. Simón Rodríguez Tal Cual Fue. Caracas 1977. P. 117)        
     Pues como Simón Rodríguez no andaba muy abundante de recursos, más bien bastante limitado, no acudió de inmediato a encontrarse con su antiguo alumno y más preciado amigo. Por lo cual Bolívar le escribe el 19 de Enero del siguiente año 1824, en una carta maravillosa, de la cual leeré un solo párrafo, de los Cuatro que contiene, porque su contenido es proverbial, no sin antes recomendar, a los colegas Docentes, leérselas completa a sus alumnos en cada Cátedra que se dicte de nuestro Sistema Escolar Bolivariano. Dice así:
“Vd. Maestro mío, que tanto debe haberme contemplado de cerca aunque colocado a tan remota distancia. Con qué avidez habrá seguido usted mis pasos; estos pasos dirigidos muy anticipadamente por usted mismo. Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló. Usted fue mi piloto aunque sentado sobre una de las playas de Europa. No puede usted figurarse cuan hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que usted me ha dado; no he podido borrar jamás siquiera una coma de las grandes sentencias que usted me ha regalado. Siempre presentes a mis ojos intelectuales las he seguido como guías infalibles. En fin, Vmd. Ha visto mi conducta; Vmd. ha visto mis pensamientos escritos, mi alma pintada en el papel, y Vmd. no habrá dejado de decirse: Todo esto es mío, yo sembré esta planta, yo la regué, yo la enderecé tierna, ahora robusta. Fuerte y Fructífera, he aquí sus frutos; ellos son míos, yo voy a saborearlos en el jardín que planté; voy a gozar de las sombras de sus brazos amigos, porque mi derecho es imprescriptible, privativo a todo.”     
   
     Esa carta es considerada como la mayormente expresiva de la profunda admiración, respeto, afecto y reconocimiento de Simón, el alumno, hacia Simón el Maestro. Pero esa carta además es para nuestro juicio histórico, la más legítima e inapelable evidencia de que el Padre de El Libertador Simón Bolívar, fue su Maestro Simón Rodríguez. Aclaro, dije el Padre de El Libertador, pues Simón José Antonio tuvo su Padre biológico como ya lo he dicho al comienzo, pero el Padre de El Libertador fue Simón Rodríguez, llamado en Europa Samuel Robinson. Y el nacimiento de ese Libertador fue exactamente el 15 de Agosto de 1805 cuando, según el propio Rodríguez, quien cuando estaba contándole a Manuel Uribe Ángel, dijo, sobre Bolívar, quien para entonces tenía 22 años:  
“…Volviéndose hacia mí, húmedo el ojo, palpitante el pecho, enrojecido el rostro, con una animación casi febril, me dijo:
Juro delante usted; juro por el Dios de mis Padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español.”  
 
     Y el relato continuaba.
     “Tú sabes, hijo, agregó el señor Rodríguez, que el muchacho cumplió su palabra. Toca a las generaciones venideras perfeccionar la obra. En cuanto a ti, en quien noto cierta propensión a la historia quiero darte un consejo, y es éste: Si alguna vez pretendes y puedes escribir, cuéntales a tus compatriotas en términos sencillos y sin lujo de fantasías lo que sepas de tus antepasados, para que aprendan a respetar su memoria, a reverenciarla y a reconocer sus sacrificios.” (Contreras. Emilio Spósito. El Juramento del Libertador Simón Bolívar en el Monte Sacro 1805-2005. Caracas. P. 50)     
 
          Estimados amigos, compatriotas venezolanos, el ideario de Simón Bolívar, su excelencia El Libertador, es nuestra mejor herencia histórica y universal. Cuando asumimos con honor y orgullo nacionalista disertar sobre su vida y su obra, lo hacemos con la misma pasión de todo aquel que ama profundamente la historia de nuestra patria y la de todo nuestro continente latinoamericano, porque al hablar de Bolívar, como lo afirmó José Martí:
              
“Quema y arroba. Pensar en él, asomarse a su vida, leerle una arenga, verlo deshecho y jadeante en una carta de amores, es como sentirse orlado de Oro el pensamiento. Su ardor fue el de nuestra redención, su lenguaje fue el de nuestra naturaleza, su cúspide fue la de nuestro continente, su caída, para el corazón” (José Martí. San Martín, Bolívar y Washington. Ariel universal, 1973. P. 27)  
     Nuestro Simón Bolívar fue, es y seguirá siendo el más extraordinario ejemplo para la Juventud Patriótica, para quienes en este presente se forjan y deben tomar los estandartes de lucha social en función de continuar el esfuerzo de la transformación nacional bolivariana – revolucionaria, y concretar en lo futuro la aspiración socialista de las grandes mayorías. 
     La esencia de las Ideas Bolivarianas de cara al porvenir tiene como objetivo hacer posible lo que fue sueño, esfuerzo y empeño de El Libertador: lograr la máxima felicidad posible mediante el bienestar común. En consecuencia no permitamos que el héroe nos quede grande y tampoco permitamos que la memoria histórica de nuestro pueblo sea borrada por quienes pretenden alienarnos y dominarnos. Atravesamos actualmente tiempos difíciles, lo reconocemos, pero ¿Es acaso en medio de las facilidades, la abulia y el ocio como podemos ser hijos dignos de los Libertadores?
     Claro que la respuesta es negativa, la historia venezolana está llena de episodios memorables que nos inspiran e impiden caer en el pesimismo. Precisamente el 24 de Julio es un día donde se conjugan los lazos morales que glorifican la venezolanidad. Hay otra gesta independentista que hoy celebramos con regocijo, se trata de la  Batalla Naval del Lago de Maracaibo. Aquel año 1823, Dos años después de Carabobo.
    Maracaibo era el reducto del último bastión que le quedaba al ejército realista ya destrozado mortalmente en Carabobo en 1821. Para finales de Mayo de 1823 se produjo un combate naval de poca importancia en Punta de Palma, Costa Oriental del lago, entre el almirante Padilla y el capitán de fragata Francisco de Sales Echeverría. Subsiguientemente hubo varias escaramuzas navales entre Republicanos y Realistas.
     Para el día 23 de Julio ambas fuerzas toman posiciones. La Realista, conformada por 32 buques con 67 cañones y una tripulación de 1.650 hombres, marinos preparados y experimentados en combates navales. por la Real Armada española. Dicha flota estaba dirigida por el Capitán de navío Ángel Laborde y Navarro; en la tarde se ubica en la Costa Occidental del lago preparándose alistadas en línea de combate.
     Por su parte la flota Republicana contaban con 22 buques con 85 cañones y tripulados por 1.312 hombres con poca experiencia y formación para la confrontación naval, estaban bajo el comando del Almirante José Prudencio Padilla,  se mantuvo en la vela hasta el anochecer, que fue a ubicarse en Los Puertos de Altagracia, posicionándose en una línea paralela a la Costa Oriental, con algunas que avanzaron hasta Punta de Piedra.
     A las 15:04 horas se inició el combate Naval de mayor envergadura en la historia de la Guerra de Independencia. Fue una frontal ofensiva patriota que desbarató totalmente la flota española, apenas Tres embarcaciones enemigas se salvaron, las demás fueron arrasadas o capturadas. La referencia histórica dice que:
“Las pérdidas de los republicanos fueron de 8 oficiales y 36 individuos de tripulación y tropa muertos, 14 de los primeros y 150 de los segundos heridos y un oficial contuso, mientras que la de los realistas resultaron mayores, sin contar los 69 oficiales y 368 soldados y marineros que quedaron prisioneros. En 2 horas de recio combate se decidió la acción, la cual abrió camino a las negociaciones con el mariscal Morales Capitán General de Venezuela, quien, al capitular el 3 de agosto siguiente, se obligó a entregar el resto de los buques españoles, la plaza de Maracaibo, el Castillo de San Carlos, el de San Felipe en Puerto Cabello, así como todos los demás sitios que ocupaban los españoles. El día 5 Morales evacuó definitivamente el territorio venezolano.”
  
     Con el triunfo de la Batalla Naval del Lago de Maracaibo se le coloca punto final a la presencia de los enemigos españoles y se asume el control y la soberanía sobre los espacios marítimos. Es por lo cual, en memoria de tan magna gesta, que hoy celebramos con orgullo y regocijo el Día de la Armada de la República Bolivariana de Venezuela. Por consecuencia me hago vocero del pueblo apureño y expreso las más efusivas y espléndidas felicitaciones a todos los integrantes de este componente militar que custodia, vigila y defiende los espacios acuáticos y costeros de la República.
     Estimados amigos, hermanos de la Armada Venezolana, son ustedes legatarios del precursor esfuerzo de los primeros marinos que se iniciaron con la creación de la Primera República. Para ese tiempo obviamente con naves tal vez rudimentarias, pues fueron embarcaciones comunes adaptadas a las primigenias necesidades del momento y con las limitaciones propias de una incipiente organización militar. Sin embargo, aquella pasión motivadora por la emancipación nacional fue creciendo y así fue como se produjo años más tarde la memorable jornada victoriosa que hoy celebramos.
     En la Venezuela Bolivariana del presente nos empeñamos en fortalecer la Unidad Cívico – Militar que con certero y oportuno acierto impulsó el Comandante Hugo Chávez. Esa unidad además trajo la muy importante inclusión de la mujer venezolana hacia la carrera militar. Por ejemplo; tienen ustedes en la Armada Nacional el orgullo de decir que el 3 de julio de 2012, la barinesa Carmen Teresa Meléndez se convierte  por decisión del Presidente Hugo Chávez en la primera mujer que asciende al grado de Almirante en Venezuela. El Presidente Nicolás Maduro la ascendió a Almirante en Jefe y la designó Primera Mujer Ministra de la Defensa. Así mismo la teniente de Fragata Draiza Medina Álvarez, tachirense, es la Primera Mujer Submarinista de Latinoamérica, graduada el 10 de Mayo de 2013. Se cuentan ellas entre las muchas que seguramente irán tomando espacios importantes como cualquiera de los caballeros que allí han estado, están y estarán.   
     Por todos estos hechos recientes y por nuestra historia gloriosa los enemigos de la Patria Grande nos miran con temor y odio. Nos miran con temor y odio porque seguimos el ejemplo de Bolívar y otra vez estamos como punta de lanza dando el ejemplo, siendo solidarios con las naciones hermanas de Latinoamérica. Porque Con Hugo Chávez se inició y avanzó exponencialmente la integración regional. ALBA, UNASUR, CELAC, PETROCARIBE, entre otras, son logros que llevan la rúbrica del Comandante Eterno y es parte de su legado. Fallecido el Líder, quieren enemistarnos y dividirnos tal y como lo hicieron después de la muerte de Bolívar en 1830.
     Los imperialistas del Norte y sus aliados de Europa continúan y arrecian el asedio a los pueblos de Latinoamérica para retrogradarla a su patio trasero. En particular contra nuestro país las amenazas son cada día mayores y pretenden soliviantar los ánimos entre Guyana y Venezuela con el tema del territorio Esequibo, instigan para ocasionar una confrontación bélica, pero nosotros tenemos el derecho y la razón histórica de nuestro lado. Por lo tanto los nexos de la unidad nacional en defensa de lo que nos pertenece deben ser cada vez más fuertes,  De allí que todos tenemos la tarea de divulgar masivamente la verdad histórica de lo que ha sido y es el diferendo con la que fue una colonia británica, la actual República Cooperativa de Guyana. 
     He allí también la importancia imperativa de conocer nuestra historia, fíjense  que la intromisión norteamericana en Venezuela no es nada nuevo ni reciente; a principios de Julio del año 1818 los patriotas apresaron en el Orinoco a Dos Goletas norteamericanas (llamadas Tigre y Libertad) cargadas de armas para los Españoles. Resulta también que tampoco es nuevo lo vicioso de los gringos, pues aquellas Goletas se utilizaban para llevar tabaco a los Estados Unidos y de retorno llevaban armas de contrabando. Recordemos que en la Nicaragua de la Revolución Sandinista el trueque de los norteamericanos se hizo con drogas para la juventud estadounidense a cambio de armas para los contras que atacaban a la revolución nicaragüense.
     Así mismo los británicos o ingleses durante la Colonia aplicaban lo del adagio popular: “ladrón que roba a ladrón tiene Cien años de perdón”. Y como ellos odiaban a los españoles y estaban muy bien enterados que estos se robaban el Oro y otras riquezas de nuestro continente, se dieron a la tarea de embarcar filibusteros, corsarios o piratas para robar las embarcaciones españolas en alta mar; esa fue una práctica de larga data y mucha historia. Bueno como los británicos y los gringos son de la misma estirpe anglosajona, ladrones e invasores por naturaleza, ahora la ex colonia inglesa, apoyados por sus antiguos opresores, pretende robarnos el territorio Esequibo y los gringos atizan el fogón de la confrontación para a la vez robarse ellos los recursos existentes en esa zona, particularmente el Petróleo, que en el presente se conoce como Oro Negro. La empresa Exxon Móvil, ladrón robando a ladrón.  
     Compatriotas, voy concluyendo, en estas fechas de exaltación patriótica es necesario la mayor conciencia sobre los enemigos internos, los vende patria, y los enemigos externos que se encargan de inventar y difundir falacias a través de los enormes recursos audiovisuales y telemáticos que poseen. Tratan de asustar a nuestro pueblo pues presumen que por intermedio del terror mediático pueden lograr inclinar la balanza a su favor en las próximas elecciones parlamentarias y posteriormente aplicar el golpe contra el Poder Ejecutivo al estilo de Honduras con Zelaya o el Paraguay donde mandaron al Sacerdote para su Iglesia. Bueno digamos como Bolívar a Sucre cuando en el Perú las cosas estaban muy difíciles: “El cuadro es horroroso, pero no me espanta, porque estamos acostumbrados a ver muy de cerca fantasmas más horribles, que han desaparecido al acercarnos a ellos.
     Profundicemos el amor por lo nuestro, pero el amor verdadero, sincero y permanente, porque al decir de aquella Zarzuela española, la leyenda del Beso: “…en el mundo lo que el amor enlaza, el tiempo y el hastío suelen desunir…
    Contamos con ustedes los y las valientes integrantes de la Armada Venezolana, ratifico las felicitaciones porque sabemos que si continúan las agresiones ustedes harán honor a su canto y acompañando al pueblo civil dirán todos a una sola voz:
Al combate valientes marinos,
Nada importa morir en la mar,
Si se salva el honor militar
Y la patria y su noble destino.
    
¡ Junto con Bolívar y Chávez estamos luchando..!
¡ Por la Patria seguiremos venciendo…!
Muchas Gracias.
______________________________
Licdo. Oscar Adolfo Alvarado.
Vicepresidente del Consejo Legislativo del Estado Apure.
Presidente de la Sociedad Bolivariana del Municipio Biruaca.

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