Desiderátum
Apureño.
Oscar Adolfo Alvarado.
En tiempos de dificultades económicas
generalmente la gente anda preocupada, molesta, ofuscada, e inquieta por
efectos del estrés cotidiano al cual están sometidos la gran mayoría de los
ciudadanos para resolver sus necesidades o carencias. Dicha situación a su vez
trae como consecuencia que la actitud de una persona que milita en una
organización contraria al gobierno de turno, cuando se encuentra frente al otro
que le es favorable, o lo que genéricamente se denomina oficialista, lo más
seguro es que se le plante en la misma forma que lo hacen cuando se encuentran Dos
Gallos de patios distintos… cada uno preparado para coser a espuelas y
picotazos al adversario, sólo que en este caso las espuelas y picos se
materializan solamente en palabras, aunque ciertamente también se producen
algunas especies de aleteos, particularmente cuando para hacer más énfasis o predominantes
sus ideas, gestualizan sus expresiones. Sin embargo, todas estas circunstancias
tienen una particularidad distinta en Plazas y Cafetines, que son lugares muy
frecuentados a diario por “tuti mundi”,
veamos la cuestión.
Resulta que la costumbre diaria de tomarse un Café hace imperativo que
lleguemos al sitio donde lo venden, pero también sucede que un “Negrito”, “Con
Leche” o “Marrón”, no tiene el gusto suficiente ni se disfruta plenamente si
usted no lo adereza con una cháchara circunstancial compartida con otro o
varios amigos de ocasión. Esa condición trae como consecuencia que los
cafetines más visitados o los que generalmente preferimos están en las
adyacencias de las Plazas, sin duda porque ello da la oportunidad para que,
agotado el contenido de la taza o del vasito desechable, se produzca la
migración de los tertuliantes hacia los asientos disponibles de la Plaza para
continuar la conversa que arrancó impregnando la lengua con cafeína.
Pues bien, aquí es donde la vida de preocupaciones cambia de inmediato y
los adversarios del sexo masculino trasmutan de enconados militantes
partidistas contrarios a una especie de compañeros de guerra, es decir, con el
ánimo de un felino en cacería, armados de fusil y disparando hacia el mismo
objetivo. Allí pasan a un centésimo plano las diferencias políticas cuando se
aparece una moza de sinuosa figura y vestida con ropa adherida a su cuerpo…
aquella metralla de silbidos, suspiros y alteraciones cardiovasculares,
acompañadas de expresiones ocurrentes, es una infinita fuente para hacer una
recopilación literaria de piropos criollos.
Ciertamente la tertulia que se disfruta en el cafetín o la Plaza hace
que la vida sea una chanza, aunque sea por un rato, pero allí se vive la
ocasión de un mundo distinto, signado por el regocijo momentáneo o efímero, que
permite divertirse y olvidarnos de aquellos problemas que acogotan la
existencia. Es muy entretenido azuzar a nuestros septuagenarios poetas cuando
se acerca una dama para que ellos, desde el fondo de sus memorias extraigan
aquellos versos enamorados y al tenerla próxima la bañe de cortejos, haciendo
como los consortes de las Gallinas, el señor Gallo, impulsándose sobre las
puntas de sus pies como si quisieran ir volando a “pisar” la chica.
La otra cosa curiosa de la tertulia en el cafetín o la Plaza se da con
los teléfonos móviles, resulta que los tiempos parecieran cambiar en una
especie de Noria Histórica, es decir, girando en hechos que van y vienen en el
círculo de la vida, pues sucede que nunca falta una llamada ocasional mientras
se desarrolla la conversa y allí entonces se agrega otro elemento a la chanza.
Cuando a quien llaman es el viejo amigo poeta o literato y logra sacar de la
profundidad de sus bolsillos el teléfono, ya ha pasado el tiempo límite de los
repiques. A eso le sigue la meticulosa revisión de pantalla, previa colocación
de lentes para leer, lo cual ocasiona entonces que el aparato pasa a ser el
protagonista de la chanza, porque como los precios de los aparatos Inteligentes
han llegado a precios siderales, en ese grupo lo más común son los telefonitos
de funciones básicas, y como también nunca falta un muchacho que carga su “aparatote” de la más reciente
tecnología, en consecuencia se pasa a la crítica tecnológica donde los más
añejos recuerdan que en el pasado se burlaban de quienes cargaban aquellos
celulares llamados bloques (por su tamaño voluminoso) mientras que los más
pequeños eran la tecnología de punta, es decir, ahora es otra vez al revés la
cuestión. En fin, en la Plaza o el cafetín de comunes encuentros podemos ir a
descargarnos del estrés y entender que la existencia no siempre es un problema
político o económico.
En esos ratos del cafetín de la plaza pude corroborar que es necesario
apartarse de tiempo en tiempo de la rutina diaria de nuestro trabajo, de romper
el hábito o la costumbre cotidiana y alimentarse de la alegría del compartir
con los demás. Entonces llegó a mi mente las reflexiones de Mahatma Gandhi al
decir: “Cuida tus PENSAMIENTOS porque se
convertirán en tus PALABRAS. Cuida tus PALABRAS porque se convertirán en tus
ACTOS. Cuida tus ACTOS porque se convertirán en tus HÁBITOS. Cuida tus HÁBITOS porque se convertirán en
tu DESTINO.” (Santa Rosa, Municipio Biruaca, 23/02/2017).
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