viernes, 24 de febrero de 2017

“La Tertulia en la Plaza... …Donde la Vida es una Chanza.”

Desiderátum Apureño.
Oscar Adolfo Alvarado.

      En tiempos de dificultades económicas generalmente la gente anda preocupada, molesta, ofuscada, e inquieta por efectos del estrés cotidiano al cual están sometidos la gran mayoría de los ciudadanos para resolver sus necesidades o carencias. Dicha situación a su vez trae como consecuencia que la actitud de una persona que milita en una organización contraria al gobierno de turno, cuando se encuentra frente al otro que le es favorable, o lo que genéricamente se denomina oficialista, lo más seguro es que se le plante en la misma forma que lo hacen cuando se encuentran Dos Gallos de patios distintos… cada uno preparado para coser a espuelas y picotazos al adversario, sólo que en este caso las espuelas y picos se materializan solamente en palabras, aunque ciertamente también se producen algunas especies de aleteos, particularmente cuando para hacer más énfasis o predominantes sus ideas, gestualizan sus expresiones. Sin embargo, todas estas circunstancias tienen una particularidad distinta en Plazas y Cafetines, que son lugares muy frecuentados a diario por “tuti mundi”, veamos la cuestión.

     Resulta que la costumbre diaria de tomarse un Café hace imperativo que lleguemos al sitio donde lo venden, pero también sucede que un “Negrito”, “Con Leche” o “Marrón”, no tiene el gusto suficiente ni se disfruta plenamente si usted no lo adereza con una cháchara circunstancial compartida con otro o varios amigos de ocasión. Esa condición trae como consecuencia que los cafetines más visitados o los que generalmente preferimos están en las adyacencias de las Plazas, sin duda porque ello da la oportunidad para que, agotado el contenido de la taza o del vasito desechable, se produzca la migración de los tertuliantes hacia los asientos disponibles de la Plaza para continuar la conversa que arrancó impregnando la lengua con cafeína.    

     Pues bien, aquí es donde la vida de preocupaciones cambia de inmediato y los adversarios del sexo masculino trasmutan de enconados militantes partidistas contrarios a una especie de compañeros de guerra, es decir, con el ánimo de un felino en cacería, armados de fusil y disparando hacia el mismo objetivo. Allí pasan a un centésimo plano las diferencias políticas cuando se aparece una moza de sinuosa figura y vestida con ropa adherida a su cuerpo… aquella metralla de silbidos, suspiros y alteraciones cardiovasculares, acompañadas de expresiones ocurrentes, es una infinita fuente para hacer una recopilación literaria de piropos criollos.

     Ciertamente la tertulia que se disfruta en el cafetín o la Plaza hace que la vida sea una chanza, aunque sea por un rato, pero allí se vive la ocasión de un mundo distinto, signado por el regocijo momentáneo o efímero, que permite divertirse y olvidarnos de aquellos problemas que acogotan la existencia. Es muy entretenido azuzar a nuestros septuagenarios poetas cuando se acerca una dama para que ellos, desde el fondo de sus memorias extraigan aquellos versos enamorados y al tenerla próxima la bañe de cortejos, haciendo como los consortes de las Gallinas, el señor Gallo, impulsándose sobre las puntas de sus pies como si quisieran ir volando a “pisar” la chica.

     La otra cosa curiosa de la tertulia en el cafetín o la Plaza se da con los teléfonos móviles, resulta que los tiempos parecieran cambiar en una especie de Noria Histórica, es decir, girando en hechos que van y vienen en el círculo de la vida, pues sucede que nunca falta una llamada ocasional mientras se desarrolla la conversa y allí entonces se agrega otro elemento a la chanza. Cuando a quien llaman es el viejo amigo poeta o literato y logra sacar de la profundidad de sus bolsillos el teléfono, ya ha pasado el tiempo límite de los repiques. A eso le sigue la meticulosa revisión de pantalla, previa colocación de lentes para leer, lo cual ocasiona entonces que el aparato pasa a ser el protagonista de la chanza, porque como los precios de los aparatos Inteligentes han llegado a precios siderales, en ese grupo lo más común son los telefonitos de funciones básicas, y como también nunca falta un muchacho que carga su “aparatote” de la más reciente tecnología, en consecuencia se pasa a la crítica tecnológica donde los más añejos recuerdan que en el pasado se burlaban de quienes cargaban aquellos celulares llamados bloques (por su tamaño voluminoso) mientras que los más pequeños eran la tecnología de punta, es decir, ahora es otra vez al revés la cuestión. En fin, en la Plaza o el cafetín de comunes encuentros podemos ir a descargarnos del estrés y entender que la existencia no siempre es un problema político o económico.


     En esos ratos del cafetín de la plaza pude corroborar que es necesario apartarse de tiempo en tiempo de la rutina diaria de nuestro trabajo, de romper el hábito o la costumbre cotidiana y alimentarse de la alegría del compartir con los demás. Entonces llegó a mi mente las reflexiones de Mahatma Gandhi al decir: “Cuida tus PENSAMIENTOS porque se convertirán en tus PALABRAS. Cuida tus PALABRAS porque se convertirán en tus ACTOS. Cuida tus ACTOS porque se convertirán en tus HÁBITOS. Cuida tus HÁBITOS porque se convertirán en tu DESTINO.” (Santa Rosa, Municipio Biruaca, 23/02/2017). 

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