La
calle es una selva urbana donde cualquier espacio contiene múltiples
expresiones de la naturaleza y el comportamiento humano. Al salir a ella
nos preparamos con la incertidumbre de lo que pudiéramos encontrar y
seguramente optimistas con el deseo de regresar al hogar cargados de
logros y más esperanzados por el futuro para verter en nuestros prójimos
las satisfacciones que alegran la existencia; sin embargo, en esa selva
de concreto, como en la verde, también hay muchos “animales” que
asustan y espantan. Puede usted ir tranquilo y de muy buen ánimo cuando
de repente lo detiene uno de esos “Buhos” o “Lechuzas” quienes se ocupan
solamente de enterarse y divulgar desgracias. Hombres y mujeres quienes
son una crónica policial parlante, capaces de hacer elevar la presión
arterial, causar un ACV y hasta de suicidar al otro, como consecuencia
de sus chácharas mortuorias. Ese tipo de gente se compra el periódico
para leer exclusivamente la contraportada y si observa la TV lo hace
sintonizando programas de catástrofes o cualquier otro que ofrezca
“luces” sobre desastres y hecatombes. Llevarse un “Buho” o “Lechuza” de
éstos a pescar es tan erróneo como intentar capturar un buen Bagre o
Pavón lanzando un anzuelo en la pista de un aeropuerto.
Sin duda que nuestras ciudades son cada día más inseguras, ya no
sabemos si es un choro o un policía quien nos atracará o quitará la
vida, las dificultades de la escases, calles deterioradas, basura por
doquier, animales enfermos realengos capaces de contagiarnos o
despegarnos una pierna por lo rabioso que son y para colmo está la
barbarie de motorizados y taxistas desaforados e incontrolables, quienes
en su conjunto serían capaces de hacernos desistir de la intención de
salir de casa y tornarnos pesimistas ante la expectativa de cada
amanecer; más esa realidad no es absoluta y la gran mayoría de la
población puede y debe contrarrestar los efectos de las carencias y
limitaciones, así como la intención de una minoría de mantenernos en
zozobra y crispados de nervios.
Algunos especialistas en Psicología de las masas y Teoría de la
comunicación han elaborado muchísimas hipótesis al respecto,
particularmente sucede cuando desde centros nodales de intereses
financieros transnacionales quieren doblegar y someter a los pueblos que
luchan por su autodeterminación e independencia económica, social y
política. En esa intención se promueven grupos violentos, se estimula el
sabotaje y se proporcionan los recursos para difundir exponencialmente
las fallas y errores, tratando de crear la desesperanza e histeria
colectiva que facilite dominar y hacer agachar la cabeza a las grandes
multitudes que muy bien pueden hacer la resistencia y vencer las
dificultades.
A todo lo anterior se le suma la retórica pesimista de algunos
mediocres empleados como funcionarios de gobierno, quienes sin tener la
experticia para ejercer los cargos que detentan y sin posibilidad alguna
de mostrar logros efectivos, se dedican a elucubrar sobre las resultas
de los acciones de los demás, es decir, como no son exitosos ellos
porque carecen del talento, la inteligencia y preparación para el
desempeño, entonces se convierten en expertos oradores que elaboran
divagaciones nutridas de recovecos léxicos complicados tratando de
aparentar profundidad de conocimientos. Es así como encontramos abogados
experimentando en economía, profesores intentando resolver asuntos
hidráulicos, técnicos agrícolas dirigiendo construcciones, químicos en
la gerencia de maquinarias pesadas o militares en procesadoras de
alimentos, entre muchos otros casos. Con esto no quiero desmeritar la
capacidad gerencial que uno u otro profesional pueda poseer para ejercer
un cargo directivo; sin embargo, si las ciencias han desarrollado
disciplinas especificas y se forman en las universidades los hombres y
mujeres para cada área ¿Porqué nuestros decisores insisten en colocar
gente sin la preparación respectiva para que dirijan o regenten
instituciones o empresas que requieren de los mejores especialistas?
Las respuestas las encontramos en la filiación política, el amiguismo,
el nepotismo y el nocivo clientelismo que tanto daño hacen a la
administración pública. Es entonces cuando ante situaciones de carencias
y dificultades como las que hoy día tenemos en nuestro país, creadas en
gran parte de forma artificial por empresarios vende patria y aliados
al capital extranjero, los venezolanos estamos obligados a resistir y
combatir: resistir ante las minorías violentas alentadas y financiadas
por las transnacionales que quieren acabar con la revolución
bolivariana, que tanto esfuerzo ha realizado por construir y crear para
el beneficio de los que antes estaban excluidos. Por otra parte combatir
la retórica pesimista de quienes nada tienen que aportar realmente…
pero esto último se puede hacer exitosamente colocando a los
profesionales honestos, proactivos y con sentido de pertenencia en
responsabilidades para las cuales estén formados. Venezuela tiene los
recursos y el talento humano para superar las dificultades pero el
fanatismo, el dogmatismo, el sectarismo y la corrupción han hecho mucho
daño que es necesario revertir. Con esto no pretendemos usar la retórica
idealista del pontífice romano que acaba de asegurar que la clase
dirigente que se aleja del pueblo va hacia la corrupción, lo cual tiene
su buena carga de verdades, pero cuando observamos que en tal elocuencia
no se dice nada, por ejemplo, acerca del Banco del Vaticano que
financia a la fábrica de armas Beretta, entonces denotamos que la
retórica como forma de propaganda solo intenta dibujar figuras etéreas
en el discurso, mientras en la acción concreta todo sigue igual.
En nuestro país se cambiará la escasez por la abundancia cuando
industrialicemos las regiones y su talento humano se incorpore como
fuerza productiva a transformar las materias primas que la madre
naturaleza nos otorgó en abundancia. Mientras esto no suceda las becas y
las dadivas serán el común denominador junto con los puertos recibiendo
millones de toneladas producto del esfuerzo transformador logrado en
otras naciones empeñadas en progresar cada día más y quienes si
entendieron la importancia de la industrialización.
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