jueves, 7 de agosto de 2014

RETÓRICA PESIMISTA

      La calle es una selva urbana donde cualquier espacio contiene múltiples expresiones de la naturaleza y el comportamiento humano. Al salir a ella nos preparamos con la incertidumbre de lo que pudiéramos encontrar y seguramente optimistas con el deseo de regresar al hogar  cargados de logros y más esperanzados por el futuro para verter en nuestros prójimos las satisfacciones que alegran la existencia; sin embargo, en esa selva de concreto, como en la verde, también hay muchos “animales” que asustan y espantan. Puede usted ir tranquilo y de muy buen ánimo cuando de repente lo detiene uno de esos “Buhos” o “Lechuzas” quienes se ocupan solamente de enterarse y divulgar desgracias. Hombres y mujeres quienes son una crónica policial parlante, capaces de hacer elevar la presión arterial, causar un ACV y hasta de suicidar al otro, como consecuencia de sus chácharas mortuorias. Ese tipo de gente se compra el periódico para leer exclusivamente la contraportada y si observa la TV lo hace sintonizando programas de catástrofes o cualquier otro que ofrezca “luces” sobre desastres y hecatombes. Llevarse un “Buho” o “Lechuza” de éstos a pescar es tan erróneo como intentar capturar un buen Bagre o Pavón lanzando un anzuelo en la pista de un aeropuerto. 

     Sin duda que nuestras ciudades son cada día más inseguras, ya no sabemos si es un choro o un policía quien nos atracará o quitará la vida, las dificultades de la escases, calles deterioradas, basura por doquier, animales enfermos realengos capaces de contagiarnos o despegarnos una pierna por lo rabioso que son y para colmo está la barbarie de motorizados y taxistas desaforados e incontrolables, quienes en su conjunto serían capaces de hacernos desistir de la intención de salir de casa y tornarnos pesimistas ante la expectativa de cada amanecer; más esa realidad no es absoluta y la gran mayoría de la población puede y debe contrarrestar los efectos de las carencias y limitaciones, así como la intención de una minoría de mantenernos en zozobra y crispados de nervios.

   Algunos especialistas en Psicología de las masas y Teoría de la comunicación han elaborado muchísimas hipótesis al respecto, particularmente sucede cuando desde centros nodales de intereses financieros transnacionales quieren doblegar y someter a los pueblos que luchan por su autodeterminación e independencia económica, social y política. En esa intención se promueven grupos violentos, se estimula el sabotaje y se proporcionan los recursos para difundir exponencialmente las fallas y errores, tratando de crear la desesperanza e histeria colectiva que facilite dominar y hacer agachar la cabeza a las grandes multitudes que muy bien pueden hacer la resistencia y vencer las dificultades.

     A todo lo anterior se le suma la retórica pesimista de algunos mediocres empleados como funcionarios de gobierno, quienes sin tener la experticia para ejercer los cargos que detentan y sin posibilidad alguna de mostrar logros efectivos, se dedican a elucubrar sobre las resultas de los acciones de los demás, es decir, como no son exitosos ellos porque carecen del talento, la inteligencia y preparación para el desempeño, entonces se convierten en expertos oradores que elaboran divagaciones nutridas de recovecos léxicos complicados tratando de aparentar profundidad de conocimientos. Es así como encontramos abogados experimentando en economía, profesores intentando resolver asuntos hidráulicos, técnicos agrícolas dirigiendo construcciones, químicos en la gerencia de maquinarias pesadas o militares en procesadoras de alimentos, entre muchos otros casos. Con esto no quiero desmeritar la capacidad gerencial que uno u otro profesional pueda poseer para ejercer un cargo directivo; sin embargo, si las ciencias han desarrollado disciplinas especificas y se forman en las universidades los hombres y mujeres para cada área ¿Porqué nuestros decisores insisten en colocar gente sin la preparación respectiva para que dirijan o regenten instituciones o empresas que requieren de los mejores especialistas? 

    Las respuestas las encontramos en la filiación política, el amiguismo, el nepotismo y el nocivo clientelismo que tanto daño hacen a la administración pública. Es entonces cuando ante situaciones de carencias y dificultades como las que hoy día tenemos en nuestro país, creadas en gran parte de forma artificial por empresarios vende patria y aliados al capital extranjero, los  venezolanos estamos obligados a resistir y combatir: resistir ante las minorías violentas alentadas y financiadas por las transnacionales que quieren acabar con la revolución bolivariana, que tanto esfuerzo ha realizado por construir y crear para el beneficio de los que antes estaban excluidos. Por otra parte combatir la retórica pesimista de quienes nada tienen que aportar realmente… pero esto último se puede hacer exitosamente colocando a los profesionales honestos, proactivos y con sentido de pertenencia en responsabilidades para las cuales estén formados. Venezuela tiene los recursos y el talento humano para superar las dificultades pero el fanatismo, el dogmatismo, el sectarismo y la corrupción han hecho mucho daño que es necesario revertir. Con esto no pretendemos usar la retórica idealista del pontífice romano que acaba de asegurar que la clase dirigente que se aleja del pueblo va hacia la corrupción, lo cual tiene su buena carga de verdades, pero cuando observamos que en tal elocuencia no se dice nada, por ejemplo, acerca del Banco del Vaticano que financia a la fábrica de armas Beretta, entonces denotamos que la retórica como forma de propaganda solo intenta dibujar figuras etéreas en el discurso, mientras en la acción concreta todo sigue igual.

     En nuestro país se cambiará la escasez por la abundancia cuando industrialicemos las regiones y su talento humano se incorpore como fuerza productiva a transformar las materias primas que la madre naturaleza nos otorgó en abundancia. Mientras esto no suceda las becas y las dadivas serán el común denominador junto con los puertos recibiendo millones de toneladas producto del esfuerzo transformador logrado en otras naciones empeñadas en progresar cada día más y quienes si entendieron la importancia de la industrialización

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