Desiderátum Apureño.
Oscar Adolfo Alvarado.
Atravesamos otra vez
más en nuestro país una situación de agresión y asedio extranjero que amenaza
muy seriamente la independencia, la soberanía y la autodeterminación nacional.
Los poderes imperiales que han venido destruyendo países por todo el planeta, a
fuerza de bombardeos e invasiones militares, han logrado someter algunos
gobiernos de la América Latina para hacerlos sus alabarderos y consecuentemente
sus cómplices, en esa nefasta tarea de ir reposicionando el neocolonialismo
sobre esta parte del Continente y retornarlo a la condición de patio trasero de
los norteamericanos, con el objeto preciso de ellos volver a adueñarse de los
inmensos recursos naturales existentes y explotar a sus pueblos como mano de
obra barata.
El desmedido afán de los
Estados Unidos en apoderarse del mundo y su renovada lucha contra Rusia,
agregando ahora contra China también, pues ese país se ha convertido en una
potencia internacional, hace aparecer nuevamente la posibilidad de una guerra
mundial con el uso del arsenal nuclear por parte de diversos países que los
tienen, lo cual probablemente llevaría a la destrucción total de la vida en el
planeta.
Esa lucha entre los poderosos
o gigantes hace que pisen a los más débiles o pequeños, de allí la existencia
de tantas desigualdades en el mundo. Entonces nuestro país que desde principios
de este siglo intenta aprovechar su enorme potencial de recursos energéticos y
su talento humano para emerger de forma autónoma, recibe la más férrea agresión
por negarse a ser tutelado y dominado por los poderosos del Norte de la
América. La desgracia mayor para los venezolanos es que aquí encuentran muchos
cómplices y hasta los Sacerdotes de la jerarquía religiosa se han sumado
abiertamente en tan nefasta tarea. Allí está el caso de los Dos Cardenales
Católicos Urosa Sabino y Baltazar Porras, ambos llenos de odio y
manifiestamente antipatriotas y proclives a la dominación extranjera.
En el caso del primero, Urosa
sabino, se hizo público un correo electrónico que se le escapó el día 24 de
Agosto de 2009, donde daba opiniones sobre cómo debía ser la educación en
Venezuela, donde afirmaba que: “El Estado tiene que garantizar la educación
pero no es su función dirigirla y controlarla. Esta función debe llevarla una
institución civil como la Iglesia Católica que cuenta con el apoyo y la
credibilidad de todos los habitantes del país.” Más adelante agrega una
propuesta para la división de la educación del acceso social a ella diciendo
que: “La educación debe ser igual pero separada (una frase poco popular,
pero muy cierta). Los hijos de familias pudientes, llamados a ir a las
universidades y, más tarde, tomar las riendas de empresas, negocios, ejercer
las profesiones libres y ocupar los cargos más altos de la administración pública,
deben ser educados para alcanzar estos fines y asumir su responsabilidad social
de la forma más responsable y cristiana. Los niños que, por su origen
socioeconómico, tienen desventajas, deben ser educados en el respeto hacia
la autoridad, en la diligencia, en la modestia y, sobre todo en el mensaje
cristiano del amor.”
En esas líneas deja
claramente explícita su discriminación social y total desprecio hacia la
igualdad de oportunidades y condiciones para todos los venezolanos, se comporta
de la misma forma en que lo hacían los sacerdotes de la edad media, sobre todo
cuando afirma en otro párrafo que: “La Iglesia Católica debe oponerse a todo
intento de homogeneizar la educación básica, porque esto sólo nos llevará al
caos y a las guerras entre hermanos. Los niños de los estratos más pobres
querrán acceder a las mismas posiciones que sus compañeros más afortunados,
creándose la inconformidad y alimentándose la envidia. Los de los estratos
superiores perderán motivación para estudiar y alcanzar el éxito. Con una
educación talla única, lo que crearemos es una nación de envidiosos y
conformistas.”
En síntesis el Cardenal Urosa
lo que quiere es el establecimiento de un sistema educativo reproductor de
esclavos y al servicio de la supremacía de castas, las mismas intenciones de
los que siempre han mantenidos imperios. El segundo Cardenal, Baltazar Porras,
es peor todavía, porque publicó el 13 de este mes una carta dirigida a la
juventud venezolana (distribuida masivamente por los seguidores de la MUD) que
más bien pareciera ser escrita por uno de los líderes del Estado Islámico, la
agrupación terrorista que destruye actualmente a varios países árabes; el tipo
dice lo siguiente: “Yo estoy con los muchachos, equivocados o no, con su
megáfono y su resistencia, su guarimba y su desobediencia, con los
que se escapan de las madres, que ya no pueden atarlos a las casas, los
muchachos que hicieron de la calle su campo de defensa.”
Allí se denota como se aparta
de los postulados bíblicos, porque aunque yo no soy muy versado en asuntos
religiosos, tengo entendido que una de las cosas que el catolicismo profesa es
el respeto y obediencia de los hijos para con los padres. Mas no es solamente
la desobediencia lo que estimula este sacerdote, sino también el Odio, que
también tengo entendido es un pecado capital para los creyentes, habla dos
veces estimulando ese antivalor, por ejemplo cuando en uno de los párrafos
dice: “Estoy con los muchachos, inocentes, ingenuos, luchadores, soñadores,
(…), no sé, por irresponsable, por mi pequeña cuota de odio, porque creo
en las conquistas, no en las regalías, porque soy como ellos, (…), o
simplemente porque no me da la gana de dejarle mi país a las hienas.”
Ambos contenidos no son
invento mío, están disponibles en internet e incluso el último, insisto, ha
sido compartido masivamente entre quienes se oponen al gobierno venezolano,
pues la intención es exacerbar la furia, el instinto destructor, la desobediencia,
la anarquía y el odio de los muchachos opositores contra los militantes
revolucionarios. Es una carta para que salgan a la calle a matarse los unos
contra los otros, una instigación al homicidio pudiéramos decir; lo cual atenta
contra aquellos mandamiento que, según he leído y escuchado repetidamente,
hablan de “amar al prójimo como a ti mismo” y el que ordena: “no
matarás”.
El espacio no me da para una
reflexión mayor como quisiera, pero como yo soy padre y soy abuelo también,
estoy convencido que ninguna diferencia entre seres humanos puede llevar a
nuestros descendientes a matarse entre ellos para resolverla. En consecuencia
dejo la reflexión para que cada quien la haga de acuerdo a sus propias
creencias o convicciones, pues estoy seguro que en los funerales de los jóvenes
que han muerto y de los que pudieran fallecer en los próximos días, si sigue
ese odio inoculado, el dolor de las madres y padres no podrán desaparecer con
un ave maría o un padre nuestro expresado por los cardenales que estimulan el
odio, la discriminación, la destrucción y la muerte.
Santa Rosa,
Municipio Biruaca, Estado Apure, 20 de Abril de 2017.
desideratum_apure@yahoo.com
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