Desiderátum Apureño.
Oscar Adolfo Alvarado.
Recientemente
hemos visto en el Estado Apure ciertas manifestaciones de los jóvenes
estudiantes, de algunos núcleos de universidades nacionales, solicitando diversos
requerimientos que van desde aspectos de infraestructura, pasando por
dotaciones hasta llegar al asunto del transporte interno o propio de cada
Institución académica. También han incorporado el propósito de cambiar los
actores que dirigen o regencian dichos recintos. Esto no es nada nuevo y
seguramente tampoco serán las últimas protestas o reclamos de las comunidades
universitarias desde dentro y hacia fuera de los espacios de clases.
Las
protestas o manifestaciones universitarias han sido y son muy comunes en los
países latinoamericanos y resto del mundo, así como también sucede que en la
mayoría de los casos de las disputas por el control del poder político los
estudiantes son protagonistas, algunos muy conscientes y otros ingenuamente o
manipulados, pero en definitiva han sido y seguirán siendo partícipes de la
dinámica político – social por Dos principales razones: Una porque son una
importante masa de seres humanos cuya actuación impacta la opinión en las
calles; y, la otra porque se supone que en la comunidad universitaria están los
más avezados actores de las comunidades, además que la natural rebeldía juvenil
es un “explosivo” manipulable, bastante útil y de muy bajo costo.
Tan cierta es la utilidad de los jóvenes universitarios en la querella
por el control político, que en cada espacio académico existen los movimientos estudiantiles
representantes o filiales de las organizaciones político-partidistas de las
distintas corrientes principales: Izquierda y Derecha, así como sus derivaciones
anarquistas regionales o locales. En definitiva son actores imberbes de cuya
masa se irán decantando y surgirán los liderazgos que luego estarán
sustituyendo a futuro los protagonistas actuales de la pugna gubernamental.
Viendo en retrospectiva general el caso venezolano podemos destacar las
luchas de la juventud patriótica contra la Colonia española, cuya figura
descollante fue Simón Bolívar, su Excelencia El Libertador; tiempo después la
resistencia contra la Dictadura y la muy recordada generación del 28; la Unión
Patriótica en la caída de Pérez Jiménez; la lucha armada de la década del 60 y
la juventud universitaria que acompañó al Comandante Chávez en 1992 y siguió
apoyándolo mucho tiempo después. Pero igualmente son protagonistas los que realizaron las violentas
protestas contra Chávez en su tiempo y más recientemente contra Nicolás Maduro,
quienes también son jóvenes y entre los cuales hay muchos estudiantes.
La
gran mayoría de las veces cuando las protestas universitarias surgen con mayor fuerza
y carga de violencia es porque hay cerca un proceso electoral o porque la
disputa por el control político se acrecienta, lo más lamentablemente es que en
nuestras universidades ha venido decayendo el nivel del debate político - ideológico,
particularmente porque pareciera que entre aquellas generaciones del pasado los
dirigentes de Izquierda y de Derecha se preparaban mejor y sus niveles
intelectuales exigían de más profundidad o erudición para la confrontación con
los adversarios, mientras que en el presente la imitación, el copiar y pegar,
el retuiteo y el reenvío por facebock de contenidos digitales, elaborados a tal
propósito, hacen inútil y superfluo el análisis situacional y la
caracterización objetiva de las realidades.
Ayer, el 21 de Junio de 1918, la Juventud Argentina de Córdoba se
dirigía en un manifiesto a los hombres libres de Sudamérica, exponiendo: “Las
universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta
de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y —lo que es peor
aún— el lugar donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron
la cátedra que las dictara.” hacían ellos referencia al exagerado carácter
clerical y refractario de la universidad en aquel entonces. Agregaban en el
mismo documento, puntualizando aquellos jóvenes del extremo Sur de nuestro
continente, algo que en este presente tiene mucha vigencia y que personalmente
recomiendo asumir a los jóvenes universitarios de Apure: “La única actitud silenciosa, que
cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la del que
experimenta para crearla o comprobarla.” (…) “Si no existe una vinculación
espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por
consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que
aprenden.”
Si bien ayer como hoy la juventud siempre debe elevar su voz de protesta
y reclamos cuando sienten o presumen que la casta dirigente intenta obscurecer
los espacios universitarios, la juventud también debe tener suficiente
conciencia para no autodestruirse permitiendo que su liderato tome decisiones
erróneas y actuaciones que impidan la difusión de la Luz en la casa destinada a
emitirla. Cerrar totalmente una universidad es amputar al debate o temerle
asumirlo, además de evitar que el pensamiento se exprese. Particularmente a los
que se dicen revolucionarios de izquierda, pero también para los adversarios de
la derecha recalcitrante, les dejo una frase reiterativa pero muy ilustrativa
del “Che” Guevara, quien decía: “O
nosotros somos capaces de destruir con argumentos las ideas contrarias, o
debemos dejar que se expresen. No es posible destruir ideas por la fuerza,
porque esto bloquea cualquier desarrollo libre de la inteligencia.”
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