Por: Oscar Adolfo Alvarado.
Resulta
inquietante escuchar a muchos dirigentes de izquierda, centro y derecha, repetir
hasta el cansancio discursos sobre la creación del “hombre nuevo”, el “nuevo
estado”, la “conciencia revolucionaria”, los “valores de los nuevos tiempos” y
toda una cacofonía de frases, entre filosóficas y estrafalarias, tratando de
generar con el verbo (oral u escrito) alguna modificación de las conductas
humanas hacia el hecho político o la forma de participación social que dejaron
como cultura los partidos políticos Acción Democrática y el Comité de
Organización Política Electoral Independiente, mejor conocido por sus siglas:
COPEI. Por cierto que ambas organizaciones nos hacen dudar en nuestro
escepticismo, pues aunque jamás hemos sido supersticiosos y consideramos que
los gringos son unos rolitrancos de bolsas por la fobia contra el número Trece,
principalmente cuando se le atribuye a un día Martes; parece ser que ese
guarismo en los dos citados partidos es una determinante para lo pavoso, ya que
en el caso de AD fue fundada el 13 de Septiembre de 1941 y COPEI el 13 de Enero
de 1946.
Pero dejemos el
13 tranquilo y vamos al grano del asunto; pues a lo que queremos referirnos
puntualmente es a la muy desafortunada conducta y mala costumbre de la pedidera
y el sacar provecho fraudulento en toda cuestión que se derive de la
administración pública, en cualquiera de sus niveles: Nacional, Regional o
Municipal, sumándole ahora el comunal, que recibe recursos públicos como los
Tres antes nombrados. Los ejemplos están a diario cuando vemos que las oficinas
públicas se abarrotan de gente solicitando, como es lógico y obligación de los
funcionarios, la atención pertinente al ciudadano, pero… siempre “entre los Bagres se cuelan las Guabinas”,
porque resulta que se ha hecho común encontrarse con algunos vivarachos o
vivarachas cuyo mayor “talento” es su
capacidad histriónica, propia de un actor teatral, es decir, nadie los supera
en la forma de convencer (o al menos intentarlo) mediante la expresión de
supuestas afectaciones propias o de un familiar muy cercano; los individuos (de
ambos sexos) se atrincheran en una antesala y en cuestión de segundos, no sin
antes soltar medio litro de lágrimas y restregarse otro tanto de mocos, te
relatan una desgracia personal que supera los efectos en Europa de la Segunda
Guerra Mundial. Los susodichos pedilones son tan atrevidos u osados que muchos
“enferman o matan virtualmente” a hijos, hermanos y hasta sus propias
progenitoras, con tal de lograr una donación financiera para la supuesta medicina
o urna, cuando en verdad van al entierro pero del dinero conseguido en la caja
registradora de una licorería, la venta de terminales de lotería o el remate de
carreras hípicas.
Indudablemente
que muchos estimarán como exageradas nuestras consideraciones, sin embargo, como
la historia es la que enseña en esos temas, para nosotros y muchos otros más es
conocido que por culpa de las “montilleras
ayudas económicas”, en tiempos electorales para personas de escasos
recursos, se entronizó una práctica consuetudinaria que si bien pudo ayudar de
verdad a unos cuantos necesitados, la cuestión trasmutó en la dádiva que
permitía la compra de votos, a lo cual se le sumó las donaciones de artefactos,
materiales, enseres y bolsas de alimentos, entre otros; que por efectos de la
viveza criolla pasaron de ser acciones de solidaridad social, a ser el
mecanismo intermediario para que dirigentes medios o de base (entre ellos los
Comisarios) pudieran controlar o captar prosélitos.
Tanto se instaló
esta cultura de los pedilones que hoy día todavía existen de los que antes
usaban las boinas Blancas o Verdes y las guardaron para que la testa fuese
ocupada por una de otro color más contemporáneo y afín con el gobierno. Aquí
vale decir, que lógicamente quedan unos cuantos de los militantes anteriores quienes
se mantienen en sus partidos y aunque no tienen mucho espacio de Gobierno
siguen igual de pedilones, sólo que la peregrinación se les hace más difícil y
los resultados muy menguados. También los hay de otros tipos (Derivados de los
anteriores obviamente): por ejemplo: Los “pedilones
independientes”: apostados en las
puertas de Bancos, Comercios importantes, Estaciones de Servicio y Semáforos
quienes te montan un martillo perenne con un récipe, sólo legible por un
Paleógrafo, por lo similar a documentos antiguos debido a lo desgastado y ocre
del papelito. Por otra parte están los “pedilones
varones”, quienes no son precisamente los hombres o caballeros, son de
ambos sexos y con una Biblia en ristre, interceptan al transeúnte y en 30
segundos sueltan una decena de Salmos sobre lo catastrófico de lo mundano,
concluyendo con el vaticinio apocalíptico inminente para asustar al oyente y lograr
sacarle una “Bendición”, es decir, una
contribución monetaria. En tercer lugar están los más peculiares pedilones, son
los “Bombillo e´Tunel”, sujetos que
por efectos del alcohol etílico andan “prendidos”
las 48 horas del día, si 48 horas, porque considerando que el borracho ve
doble, el reloj de ellos tiene al menos una hora más cada Sesenta minutos; estos
susodichos son geniales en sus argumentos, cualquier ocurrencia o improvisación
es buena artillería verbal para conseguir el recurso que permita adquirir otro “frasco espirituoso” y generalmente
logran conseguirlo porque con el tufo que exudan, la gente termina dándoles algo
para alejarlos cien metros al menos.
Así pues que
este asunto de la viveza criolla y los pedilones da para escribir varios tomos
y comentarlos durante varias horas, cosa que no podemos hacer ahora, pero con
las dificultades existentes hoy día y la necesidad de hacer un país productivo,
creemos que ya basta de soportar gente que, sin ningún oficio productivo
conocido, llegan a las Instituciones con carpetas llenas de papelería de todo
tipo y simplemente preguntan… ¿Qué están dando aquí? con la
consecuencia lamentable para muchísimas personas necesitadas quienes acuden a
los organismos oficiales para que les sean resueltas algunas situaciones
efectivamente apremiantes y para las cuales carecen absolutamente de recursos;
pero a veces no logran conseguir lo demandado y como respuesta encuentran una
férrea negativa, porque esa cultura negativa de unos cuantos vivarachos hacen
multiplicar el escepticismo de los funcionarios públicos y ciudadanos comunes. En
consecuencia, si no corregimos los errores del pasado seguiremos transitando
por caminos equivocados, así seguramente lo estimaba el Padre Libertador cuando
expresó: “De nada sirve evaluar la historia si no aprendemos de ella; la historia
no es el pasado depositado en viejas bibliotecas, el pasado es una ventana
hacia el futuro que nos permite enfrentar realidades actuales y por venir, que
se repiten una y otra vez”.
(Santa Rosa, Biruaca, 24/09/2014)
desideratum_apure@yahoo.com
Leído en el Enfoque Socio-Cultural de
Radió Alpha 97.5 FM el 25/09/2014.
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