Desiderátum Apureño.
Por: Oscar Adolfo Alvarado.
Los que son mis contemporáneos y los que me anteceden
generacionalmente si llegásemos a comparar nuestros modos de vida con
las actuales generaciones podríamos asegurar, sin equivocación ninguna,
que las condiciones en las cuales fuimos criados y educados en el llano
apureño, fueron de una época con bastante limitaciones, así como de poco
acceso a bienes y servicios, cosa muy distinta a la actualidad. Sin
embargo, aquel tiempo fue muy pródigo en la trasmisión de valores
humanos por parte de nuestros mayores hacía nosotros, en consecuencia
aprendimos desde muy pequeños a darle significado y validación al
agradecimiento, como práctica de una virtud humana dentro de nuestro
comportamiento cotidiano.
Resulta pues que al obtener del otro un favor, beneficio, socorro,
amparo, protección o defensa, entendíamos de inmediato que la deuda de
gratitud estaba adquirida para con él o los benefactores. Aquello para
nosotros era y es como si a partir de entonces suscribiéramos en nuestra
memoria una especie de documento inexistente pero de enorme estimación e
imborrable, en cuyo contenido estaba el compromiso imperecedero de
retribuir los auxilios con nuestras acciones a otros en el futuro.
Precisamente nuestros viejos cada día hacían hincapié recalcando los
aspectos valorativos de las virtudes que debían acompañar las acciones
del quehacer diario. En este sentido entonces, me atrevo a aseverar que
la sociedad actual de nuestro país, más que una crisis económica, padece
una crisis de valores, que consecuencialmente deriva en la anterior.
Esta afirmación por supuesto encontrará detractores en quienes han sido
formados bajo el criterio de: “resuelve lo tuyo y lo demás no importa”;
es entonces por lo cual quiero destacar el comportamiento actual de un
importante número de extranjeros, particularmente de origen árabe, chino
y colombiano quienes llegados en precarias condiciones a Venezuela, se
llegaron al Apure y allí fueron tratados como coterráneos nuestros, se
les permitió convivir y trabajar entre nosotros, levantaron fortuna y
ahora pretenden tratarnos como sabandijas.
He recibido muchos comentarios de las habladurías de este tipo de
personas, particularmente de los que tienen establecimientos
comerciales, desprestigiando el gentilicio llanero y venezolano,
insultando y degradando con la palabra la llaneridad y la venezolanidad.
Se olvidan ellos que llegaron casi desnudos a estas tierras y fue la
abundancia y la solidaridad llanera y venezolana la que posibilitó su
actual estado de riquezas personales, puesto que sólo su trabajo y
esfuerzo propio no fue la determinante para lograrlo, pues de haber sido
así entonces debemos preguntarles: ¿Y porque no se quedaron a trabajar,
producir y enriquecerse en su propio país?
Podrán todos ellos darnos cualquier respuesta argumentativa a su
favor, pero ninguna tendrá la justificación para negar que se vinieron a
Venezuela porque estaban entre sufrimientos, carencias y privaciones en
su tierra natal y se vinieron a la tierra del abundante petróleo
buscando mejorar su vida. Nadie quien viva en excelentes condiciones y
pretenda estabilizar su existencia humana se va a salir de su casa para
irse a casas ajenas, pasando penurias, por simplemente andar buscando
aventuras. Eso se lo harán creer solamente a un idiota.
Obviamente que para no dejar dudas debo declarar mi rechazo al
chauvinismo y la xenofobia, además apuntar que este comportamiento
malagradecido no es imputable a todos los extranjeros, porque aquí hay
muchas personas y familias enteras de origen foráneo a quienes
reconocemos como virtuosos ciudadanos y defensores férreos de la
venezolanidad, tal cual como si toda su existencia fuese originaria de
estas tierras. Con ellos, entre los cuales tenemos muy estimados amigos,
compartimos la alegría cuando logramos los éxitos y también la tristeza
o el dolor cuando la desgracia o el fracaso nos golpea.
En consecuencia, con nuestro trabajo de opinión lo que pretendemos
es llamar la atención sobre esta actitud de muchos comerciantes
extranjeros en Apure hoy día, quienes casi cada 24 horas le suben el
precio a los productos justificándose en que el Dólar subió, sin
embargo, cuando el dólar bajó no le bajaron el precio a lo que habían
aumentado. Entonces cuando el cliente demandante del producto reclama el
exagerado precio aumentado con porcentajes siderales, recibe por
respuesta un insulto contra todo lo que significa el Apure y Venezuela.
Convoco entonces a la defensa de nuestro gentilicio, a darle
respuestas contundentes a quienes pretenden tratarnos como perros
callejeros dentro de nuestra propia casa y para ello pongo estos
argumentos: En el caso de los árabes, de cualquier nacionalidad, si es
verdad que en sus tierras de origen se vive mejor y están más
desarrollados hoy día, bueno que esperan para regresarse a vivir felices
entre bombas y balas, además de la caterva de locos suicidas que viven
implosionandose para ir a conocer que ¡Alá es grande! En el caso de los
Chinos, groseros por demás, que se regresen a tan lejana distancia a
compartir su alto desarrollo industrial pero con tan estrictas normas,
donde incluso hasta la cantidad de hijos está regulada. Y en el caso de
los vecinos neogranadinos que andan poseídos por el espíritu de
Santander, despotricando de nosotros, debieron quedarse a disfrutar el
más de medio siglo de plomo parejo, acompañado de horripilantes
asesinatos en su país, que apenas ahora parece amainar con el acuerdo de
paz entre las FARC y el gobierno de ese país.
Insisto, no odio ni detesto a ninguna persona porque simplemente sea
originario de otras latitudes ubicadas fuera de los límites fronterizos
de Venezuela, al contrario soy defensor y convencido pleno de la
importancia del intercambio entre las culturas diferentes, pero nuestra
defensa y convencimiento tiene una determinante que regula la actitud
hacia todos ellos, esa es la del respeto y el agradecimiento hacia las
expresiones solidaridad internacionalista que les hemos dado. Si algunos
de ellos no nos respeta y no agradece al gentilicio llanero y
venezolano, entonces les respondemos sin ningún ambages: ¡Váyanse de
nuestra casa…! (Santa Rosa, Biruaca, Estado Apure, 15/12/2016).
⃰Profesor Universitario, Legislador del Estado Apure.
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